jueves, 2 de septiembre de 2010

Encaminados hacia el centralismo

La década de 1990 nos trajo aires inspiradores de descentralización, para acercar la solución de los problemas a la población y las comunidades. Los vientos que soplan en el comienzo de la 2010 al parecer nos encaminan hacia el centralismo estatal.

Asuntos como la recolección y el tratamiento de la basura, el transporte, la inversión en los proyectos comunitarios, el turismo y el urbanismo, entre otros, son o serán de dominio de entes nacionales. La cultura centralista facilita, en una sola dependencia, la administración de los recursos, pero pone distancia entre el ciudadano común y la autoridad competente, porque la visión del organismo encargado tiende hacia lo nacional y olvida lo local. La gestión y los trámites se alejan del ciudadano común y se inclinan a la burocratización. Lo que conviene para la administración de los recursos económicos, va en proporcionalmente en detrimento de la solución de los problemas de las comunidades pequeñas o los gobiernos locales.

Para que las llamadas “autoridades” – Turismo, Aseo y otras – alcancen a llegar a la base misma de la sociedad, es menester crear oficinas de enlace en los municipios. De esta forma los proyectos saldrían desde las comunas, con una visión más local, en vez de ser tratados como proyectos nacionales. Igual será necesario capacitar a los empleados municipales que han de encargarse de la tarea de enlazar con aquellos entes, garantizándoles la estabilidad en el cargo, para evitar el vicio de despedirlos cada vez que cambia el poder de manos de un partido a otro.

Esta cuestión de la descentralización municipal no es nueva, aunque después de la Invasión de diciembre de 1989 ganó cierto impulso. Recuerdo el intento que se hizo con la creación del Instituto Para la Descentralización Municipal (IPADEM), en el cual me invitaron a participar en sus orígenes. También, proporciones guardadas, aspectos de la descentralización y otros puntos para el desarrollo de la democracia y el estado fueron planteados en la iniciativa Visión 2020, de la que también participé como parte de los representantes de la sociedad civil.

Urge poner en práctica la descentralización del estado, para poner en manos de los municipios algunas gestiones que ahora están o se traspasarán a entes nacionales. Tenemos que vencer el temor que nos salga algún alcalde inepto, porque las instituciones trascienden el efímero periodo de un funcionario alcaldicio en el poder. Si de temor se trata, pensemos, también, en que nos surja algún presidente inepto o autoritario, que podría descalabrar, desde los entes nacionales que controla, toda la administración de esos asuntos. Es mejor tener unos cuantos alcaldes ineptos, entre los casi 70 del país, que un presidente que lo acomode o desacomode todo según su talante.

Necesitamos más espacios de participación, para fortalecer el poder ciudadano, para que el ciudadano sea escuchado debidamente, y para hacer progresar el país con la ayuda y el consenso de la comunidad. El desafío está frente a nosotros, solo resta afrontarlo.

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