lunes, 6 de septiembre de 2010

Diputados nacionales

Ya empezó el rumor de una reforma constitucional para, entre otras cosas,crear la figura de los diputados nacionales y la de diputado vitalicio para los ex presidentes. La reacción del mandatario Ricardo Martinelli es decir que esas son locuras. Pregunto yo: ¿Acaso su gobierno no es de locos? Por tanto, las locuras le son propias al Excelentísimo y a sus seguidores.

Para los cuerdos, por supuesto que eso de diputados nacionales es una locura, igual que elegir a los gobernadores por el voto popular. En un país pequeño como el nuestro, elegir gobernadores por sufragio es declarar al país federalista; y gobierno federal es lo menos que quieren los políticos nuestros, porque perderían el poder que le garantiza el centralismo vigente.

En cuanto a los diputados, me parece que mejor sería que se eligieran por el voto directo e individual. Nada de cuocientes, ni medio cuocientes, ni mucho menos residuo. Una persona, un voto; un candidato, un voto. ¡Adiós al voto plancha! Si alguna locura no manicomiable quieren cometer, esta sería la mejor.

Aun el "Loco Mayor" lo niegue, bien que les ha pasado por la mente la reforma constitucional. Que crean que somos tontos, es otra cosa. Cuando el río suena es porque piedras trae. Aquí nos lanzan la cortina de humo o la cáscara de guineo, para medir la reacción del pueblo. Que se dejen de bellaquerías, porque muchos somos los que sabemos distinguir al lobo aún con disfraz de oveja.

Olvídense de los diputados nacionales, porque eso es abultar la cuota de las curules en la Asamblea. Al fin y al cabo, nacionales o circuitales, llegan a las mismas componendas y sucumben ante la influencia y la corrupción del que tiene más poder (con sus excepciones, claro). Si el asunto es evitar el juegavivo político que permite el sistema de circuitos electorales, votemos por provincia, y que el diputado sea elegido por todos los electores de la provincia respectiva. Al menos, así, nos libraremos de algunos que logran salir electos por la cuota de poder que tienen en determinado barrio, o por el detestable e inmoral "residuo".

Cuando asomen la cabeza con sus reformas, ya verán de lo que recibirán.

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