lunes, 20 de septiembre de 2010

Desarrollo nacional

Mucho se habla del tema, pero pocas veces vemos planes y programas concretos que nos indiquen el camino y las metas a seguir, para enrumbar el país hacia el progreso y el bienestar social, cultural, económico y político.

Variados son los intentos que se han hecho en ese sentido, pero muy poco han prosperado, por falta de seguimiento, unas veces, y por ausencia de voluntad y sentido en la asunción de los compromisos adquiridos con visión de estado y nación. Desde las iniciativas de Bambito y Coronado, hasta los recientes diálogos por la seguridad social, la justicia y la concertación. Cada partido que asciende al gobierno impone su pauta, en detrimento de los avances y consensos logrados antes de su reinado.

Estamos empantanados en materia de participación ciudadana y en la práctica de la gobernabilidad. Aún existe la mentalidad que el poder se alcanzó para gobernar como le venga en gana al que está arriba en el momento. Es cierto que el vencedor de las elecciones fue escogido para dirigir el gobierno, pero en ningún momento le fue entregada una patente de corso para pasar por encima de la Constitución y las Leyes de la República.

Cada gestión de gobierno debe contar con la confianza ciudadana, que solo es posible alcanzar con una buena administración, la transparencia y la rendición de cuentas. Si practica celosamente estos principios, la crítica y los cuestionamientos serán los que normalmente se le hace a todo gobernante.

Nuestro país debe abocarse a discutir temas importantes para el desarrollo nacional, tales como: la reforma del sistema político y administrativo, la administración de justicia, el régimen municipal, la elección de las autoridades, el plan de inversiones nacionales a largo plazo, y el referéndum como instrumento de coparticipación ciudadana en la decisión de los gobiernos locales.

Urge separar la elección de las autoridades nacionales y locales, para darle mayor poder al voto ciudadano. Presidente, vicepresidente y diputados deben escogerse por separado de los alcaldes, representantes de corregimiento y concejales. Mas aún, debe eliminarse la dualidad del cargo de representante de corregimiento y concejal, para que el primero se dedique a atender las Juntas Comunales y los concejales le den toda su atención a los problemas municipales.

La construcción de grandes estructuras como hidroeléctricas, carreteras, aeropuertos, puertos y desarrollo turístico, deben ejecutarse con leyes marco sustentadas con estudios y objetivos claros y definidos, que sea obligatorio cumplir por los diferentes gobiernos que se sucedan en el país, a través de planes quinquenales, según las etapas que sean necesarias para completarlos.

El desarrollo nacional nos compete a todos y no solo a los gobernantes. Cada parte de la sociedad debe colocar la pieza que le corresponde, para alcanzar las metas propuestas, en armónica colaboración y responsabilidad por el grado de compromiso que le asista. Gobernar, en el mundo actual, significa consultar, facilitar y gestionar con criterio y claridad en el desempeño de la gestión de gobierno. Si las cosas se imponen o se hacen solo de manera sectaria, al fracaso están llamadas, y creo que mucho de eso nos pasa ahora.

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