viernes, 8 de julio de 2011

Referendo excluyente

Casco Antiguo desde Las Bóvedas

El pretendido referendo sobre la extensión de la cinta costera hasta El Chorrillo es un acto excluyente.  Si la ciudad es de todos los que la habitamos, si el patrimonio del Casco Antiguo es de los panameños y de la humanidad, ¿por qué solo han de votar los residentes de Santa Ana, San Felipe y El Chorrillo?  La consulta, en mi opinión, debe ser a toda la ciudad y no exclusivamente a unas 30,000 personas, que representan menos del 5% de sus habitantes.

Mala espina da el anunciado referendo, mas aún cuando se introduce la cuña populista que trata de enfrentar a los “4 gatos ricos” del Casco Antiguo, frente a los “paupérrimos” moradores de El Chorrillo, con el refuerzo de los residentes del barrio de Santa Ana, al que por cierto ni le pasará la proyectada obra por el lado, porque ni con aguaje el mar le toca.

¿Qué se pretende?  ¿Qué se busca?  Bien sabemos que muchos chorrilleros y santaneros votarán a favor esperando le sea cumplida la promesa de un empleo o un beneficio, que quizá muchos ni verán.  De llevarse a cabo una campaña pidiendo el Sí, bajo ese o similar argumento, sería comerciar políticamente con el hambre y las necesidades sociales que campea en esos barrios.

Rellenar la ribera del Casco Viejo de la Ciudad de Panamá es un crimen cultural.  La excusa de beneficiar a El Chorrillo con la extensión de la cinta costera aparenta ser una falacia.  ¿Cuántos carros de los chorrilleros pasarán por ahí?  La pretendida obra vial beneficiará más a quienes compren las lujosas propiedades del relleno entre El Chorrillo y Amador, que a chorrilleros y santaneros.  Aquellos sí tendrán acceso hacia el aeropuerto de Tocumen, la zona bancaria, y otras partes de la ciudad donde suelen desarrollar sus actividades de negocio y entretenimiento.

La excusa de los 200 millones que costaría el túnel, para evitar dañar el patrimonio histórico de la humanidad que es San Felipe, es sólo eso: excusa.  Bastante millones se gastan y anuncian en otras obras portentosas, y no son excusa para abaratarlas.  Además, también tendrían que explicarnos el porqué un relleno por el mar nos cuesta 500 millones de dólares, cuando el Metro, con un túnel mucho más largo, ampliación de vías, estaciones aéreas y subterráneas, vagones y rieles cuesta 1,800 millones, y el relleno de San Felipe hasta El Chorrillo, más corto y por el mar, tiene un costo de casi la tercera parte que el Metro.  ¿Será que el dinero se va en la infraestructura que necesita el nuevo barrio de lujo sobre el relleno proyectado?  Si sus residentes y los que van a tener negocios allí son los que necesitan el acceso allí, que paguen el túnel por valoración, como es práctica de los estados, y dejen al Casco Viejo con su litoral bañado por el mar, para que podamos mostrarlo orgullosos como el patrimonio nacional y de la humanidad que queremos que sea.

Al cierre de nuestra edición, nos enteramos de que el Tribunal Electoral emitió su opinión sobre la ilegalidad e inconstitucionalidad de un referendo como el propuesto por el gobierno de turno.