lunes, 13 de septiembre de 2010

El uso del taxímetro en Panamá

La autoridad del tránsito estudia el uso obligatorio del taxímetro, para facilitarle al usuario el uso del servicio de transporte selectivo de pasajeros. Desde hace mucho se propone esta medida, pero su aplicación siempre choca contra los intereses creados de concesionarios y políticos.

El sistema actual de tarifas por zonas resulta injusto, tanto para los pasajeros como para los taxistas, porque los primeros sufren el abuso del cobro antojadizo del pasaje y los segundos ven mermados sus ingresos en las horas de mayor tráfico, al demorar más tiempo entre una carrera y otra. El taxímetro es lo más justo, para unos y otros, siempre y cuando la tarifa se establezca por tiempo de uso del servicio y no por carrera.

Con el método actual, el taxista decide para donde viaja y cuantas carreras transporta. Todo esto fuera de la ley, pero, por la necesidad del usuario, este tiene que aguantarse el abuso o de lo contrario se quedaría esperando por algún "buen samaritano" que lo lleve a su destino como manda la ley para la prestación del servicio público de transporte selectivo de pasajeros. El taxímetro acabaría con las forzadas carreras colectivas que imperan en la actualidad, porque la marcación sería por una sola carrera, dado el carácter selectivo del servicio de taxi.

La Autoridad de Tránsito debe, en virtud de su papel como reguladora del transporte público, instaurar el uso obligatorio del taxímetro, a la mayor brevedad. Es cierto que considera, también, otros temas relacionados como los sitios donde los taxis harán piquera o la afectación que su circulación tenga sobre el proyectado Metro o el metrobús, próximo a entrar en servicio, pero esto no impide que el uso del taxímetro se adopte de manera previa.

Bastante tiempo hemos pasado soportando la explotación del servicio público de transporte colectivo y selectivo de pasajeros, bajo un régimen anárquico impuesto por los concesionarios, en contra de toda justicia y toda ley. El mundo marcha hacia un uso mayor del transporte público, por lo que debe garantizarse su eficacia y su eficiencia. La práctica de negocio individual y el sostenimiento de normas que sólo favorecen a los concesionarios, en detrimento del usuario, debe cesar. Ya se han dado los pasos con relación al servicio colectivo de pasajeros, en la capital, ahora es el turno de regular a los taxis con el taxímetro. Ojalá no termine el asunto en nada o, lo que es peor, en una componenda que legitime el abuso de los taxistas hacia los usuarios.

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