jueves, 1 de octubre de 2009

El homenaje público a Guillermo Endara Galimany

Guillermo Endara Galimany convocó al pueblo panameño en su despedida de este mundo. Como ex presidente y hombre público le fue reconocida, de esa manera, su fama de hombre honesto, humilde y sencillo, también, su acendrado sentido democrático y su civilismo.

Creo que la sociedad panameña, desde los políticos y los civiles, pasando por el pueblo sencillo, coinciden en la personalidad del presidente que asumió el gobierno después de la invasión, en un ambiente de destrucción y ruina, que poco resultado exitoso auguraba entonces. Sin embargo, Guillermo Endara, junto a su equipo de gobierno, supo recoger el entusiasmo y el deseo de reconstrucción y reconciliación de gran parte de la población.

Dos experiencias personales me quedan de él: la primera, cuando una de mis sobrinas, aún muy pequeña, se le acerca al final de una misa en el templo de Santa Ana, y le dice: “señor Endara, yo quiero que se acabe la guerra”. Él respondió abrazándola y diciéndole: “pronto se va a acabar”. La segunda experiencia fue después de un par de polémicas públicas conmigo, en el ejercicio él de la presidencia, y yo como periodista. Acudí a la Presidencia de la República acompañando a Bárbara Bloise, a la sazón presidenta del Colegio Nacional de Periodistas (yo era su vicepresidente), para un asunto que tenía que ver con la legislación de prensa. Al saludarlo, me recibió cordialmente, en un pequeño despacho que él utilizaba para trabajar en el Palacio de las Garzas. Allí aproveché para aclarar lo de la polémica, en una conversación a solas, y para hablar sobre la inversión que debíamos hacer en el tema de la democracia. Fueron apenas 5 minutos, pero muy francos y provechosos de parte y parte.

Si algo merece Endara es un monumento que lo recuerde, a la manera de los prohombres de la patria. Una estatua sería lo apropiado, como se hace para recordar la grandeza de los que le han servido a la patria. Nada pretencioso, sino una figura o busto que haga memoria de su obra y su sencillez.

La nación y la patria, y esto lo entendía muy bien Guillermo Endara Galimany, es toda la memoria histórica. Merecido tiene un monumento o el nombre de una avenida, pero creo que no hubiera estado de acuerdo en borrar el nombre de otro personaje nacional, para que pusieran el suyo. La familia pude decirlo con más autoridad que el resto.

Algunos piden su nombre para la llamada cinta costera, que usurpa el del Bulevar Balboa, a pesar de que en 4 años se cumplirá el 500 aniversario del descubrimiento del Mar del Sur, acontecimiento no sólo de Panamá, sino del mundo entero, o para la Avenida Nicanor de Obarrio (Calle 50). Endara, hombre humilde por antonomasia, e intelectual por añadidura, seguro se habría negado a ello. Sin embargo, la idea puede usarse para otro sitio. Propongo, desde aquí, el tramo vial que va del cruce de la Vía Israel, que hace esquina con la Escuela Profesional, y se adentra en Punta Pacífica. Esa avenida, que yo conozca, no tiene un nombre relevante, y cobraría prestigio si llevara el nombre de Guillermo Endara Galimany.

El funeral del ex presidente Endara nos unió en el reconocimiento de sus virtudes; igual debe unirnos en el memorial público que hagamos de él, para que esa unidad no nos fraccione ni nos impulse a eliminar de la vista de propios y extraños, sitios públicos o calles dedicadas a otros personajes de nuestra historia patria.

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