Templo parroquial de San José |
San José, santo patrono de El Valle |
Los arco iris son comunes en El Valle |
Venta de artesanías |
Los campesinos ofrecen sus productos en el mercado del pueblo |
Las plantas abundan en variedad y cantidad |
Este año la festividad tuvo un día que alternaba sol y lluvia. A pesar de estar en la época seca, un frente frío de baja presión hacía caer una lluvia fina, casi constante, y mantenía la temperatura por debajo de los 20 grados celsius. Algo frío, pero agradable. Salvo cuando el viento norte soplaba y mojaba el rostro y la ropa. A ratos salía el sol y volvía a llover.
A nuestra llegada a El Valle, invitados por el cura párroco Rafael Fernández y su colaborador Christian Sánchez, nos recibió un arco iris, de los múltiples que se pueden ver en el lugar. Era un arco ancho y cercano. Tan cercano que se podía ver, a unos 200 metros de la iglesia, el sitio exacto donde terminaba, dentro de un terreno cubierto de vegetación, aunque ninguno se aventuró a comprobar la leyenda de la olla de oro al final del arco iris.
Poco a poco se fue llenando el templo, y a las 10:00 de la mañana comenzó la Misa Solemne, oficiada por el Obispo de la Diócesis de Penonomé, monseñor Uriah Ashley, quien llamó a los fieles a imitar las virtudes del San José, haciendo énfasis en el comportamiento de los hombres con respecto a su esposa, sus hijos y a ellos mismos. El Obispo denunció con fuerza el abuso del alcohol, la violencia doméstica y el abandono de la prole y las mujeres.
El resto de la celebración transcurriría con entusiasmo, entre llovizna y bonanza, con los bautizos comunitarios, la romería a la iglesia, para culminar con la procesión con la imagen del santo patrono San José, recorriendo las calles del pueblo, y su entrada triunfal al templo con el luminoso espectáculo de los fuegos de artificio. Acompañaron los actos patronales, además del Obispo Ashley y el cura párroco, los sacerdotes José Noto, quien sirvió muchos años como párroco del lugar, el padre Juan y otro sacerdote de la diócesis.